Y empiezo con esta serie de entradas sobre Gijón con el que llegó a convertirse en icono y logotipo de la ciudad hasta hace bien poco: el Elogio del Horizonte, una obra escultórica realizada en hormigón por Eduardo Chillida. Mide 10 metros de altura, pesa 500 toneladas y su volumen es de 200 metros cúbicos.
Empezó a construirse en 1989 y fue inaugurado en 1990. Se sitúa en lo alto del Cerro Santa Catalina, antigua base militar de la ciudad, frente al mar.
Geométrica y abstracta consta de un círculo horizontal que no termina de cerrarse y unos pivotes curvados que lo sostienen.
Si nos colocamos en el centro del hueco que crea deberíamos tener la sensación de encontrarnos dentro de una caracola gigante, escuchando el sonido de las olas del mar bastante amplificado. Las primeras veces que pasé por allí creí que esto era una leyenda pero he de decir que sí, es cierto, se oye el mar.
Cuadro de R. Mesa |